viernes, 9 de septiembre de 2011

Meriendo algunas tardes


Meriendo algunas tardes:
no todas tienen pulpa comestible.

Si estoy junto al mar
muerdo primero los acantilados,
luego las nubes cárdenas y el cielo
-escupo las gaviotas-,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota y despeinadas.

Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberles quitado las espinas-
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor en la garganta.
Ángel González

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